Cambios en la organización del trabajo.
Los cambios sociales que se han producido en Europa y en el conjunto de las sociedades occidentales han sido muy profundos y han afectado de manera directa al mercado de trabajo, la economía y los estilos de vida de los ciudadanos.
Si sintetizamos las principales transformaciones sociales y cómo han afectado al empleo y, en general, a toda la actividad económica europea, podemos señalar:
La modificación de las pirámides demográficas a causa del alargamiento de la esperanza de vida y la caída de la natalidad.
La extensión de los sistemas educativos: ampliación de la escolaridad obligatoria (de los 3 a los 16 años) y , de forma voluntaria, mayor numero de personas que acceden a la formación secundaria y superior post-obligatoria.
Mayor incorporación de la mujer al mercado de trabajo y, por tanto, una radical transformación de las estructuras familiares.
Los cambios en las pautas de consumo y estilos de vida, que influyen directamente en los gastos familiares y necesidad de adquirir nuevos servicios, la organización distinta del tiempo de trabajo y tiempo libre, y la modificación de los sistemas de valores.
La demanda de un crecimiento económico sostenible que combine la actividad empresarial con la calidad de vida y la protección del medio ambiente.
La inmigración y, por ende, la dedicación de esfuerzos económicos por parte de las administraciones y la sociedad civil.
El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación ha supuesto un cambio radical en los sistemas de producción y comercialización de las empresas; además de una notable modificación de las pautas de consumo.
La amplitud y profundidad de estas transformaciones culturales, sociales y económicas es de tal dimensión que entramos en una nueva era donde el conocimiento y la información serán más relevantes que la fuerza física y la capacidad productiva.
Todos estos cambios han ido dando lugar, también, a cambios en la organización del trabajo; por ejemplo:
trabajo en equipo
diversificación del trabajo, rotación entre puestos y rotación entre
departamentos
gestión del conocimiento
teletrabajo
redes virtuales
nuevas formas de distribución del tiempo del trabajo, etc.
Algunos de estos cambios se han introducido con la idea de hacer más eficaz la gestión y otros con el fin de mejorar la organización del trabajo y la calidad de vida laboral de los⁄as trabajadores⁄as.
La nueva economía reclama, por tanto, una forma de trabajar que exige una serie de cambios en la dinámica de trabajo, los⁄as trabajadores⁄as y las relaciones de estos⁄as con las empresas para alcanzar así la rentabilidad, dinamismo, flexibilidad y creatividad que demanda el competitivo mercado laboral.
En este nuevo contexto donde las personas son el elemento más importante de las empresas se observa una tendencia hacia:
la simplificación y descentralización de la estructura organizativa
organización más dinámica y flexible
las empresas van reduciendo los niveles jerárquicos
se potencia el trabajo en equipo
autonomía de las personas
nuevo estilo de dirección y liderazgo más participativo
movilidad geográfica de los empleados dentro de una misma empresa, etc.
Podemos hablar, también, si concretamos aún más de cambios organizativos en el propio lugar de trabajo, en la oficina:
espacios habilitados para trabajar en grupo: flexibles y adaptables a las
necesidades de cada momento, que favorecen la creación y desarrollo de nuevas ideas (salas de reuniones) espacios de comunicación informal: para la interacción, diversión, etc. cuya finalidad es fomentar la comunicación entre empleados⁄as y aumentar la calidad de vida.
Según estudios que se han realizado recientemente sobre las tendencias del mercado laboral, cada día serán más numerosos los profesionales que experimenten cambios en su actividad laboral provocados por las nuevas tecnologías, la movilidad geográfica o funcional, la obsolescencia de su puesto, las nuevas demandas de los usuarios, etc.,…
En consecuencia, los puestos de trabajo “permanentes” o fijos serán cada vez más temporales, mientras que, a su vez, los “temporales” serán más habituales.
Entre las nuevas tendencias que están transformando el mercado de trabajo destacamos las siguientes:
El impacto de las nuevas tecnologías que, aunque está provocando efectos negativos como la minimización de la mano de obra no cualificada, por otra parte tiene sus consecuencias positivas como las nuevas oportunidades para el autoempleo, la informática, el teletrabajo, etc.,…
El incremento de la externalización y⁄o subcontratación de algunos servicios, como contabilidad, mantenimiento, informatización, etc.,.., que, aunque pueden provocar la supresión o readaptación profesional de algunos puestos
de la empresa- cliente, también posibilitarán los nuevos puestos de la subcontratada.
La aparición de una nueva cultura contractual en ciertos sectores promoviendo modalidades de contratación menos “seguras” pero más posibilistas.
El proceso de terciarización de la economía, o potenciación del sector servicios, a corto y a largo plazo, constituyendo una importante reserva de empleos.
Una nueva modalidad que está cobrando cada vez más importancia, incluso en España, y en la que la aplicación de las nuevas tecnologías va a posibilitar un mayor acceso al empleo, lo constituye el denominado teletrabajo, trabajo a distancia o trabajo en casa.